El pasado 9 de noviembre, se llevó a cabo la socialización del programa de lectoescritura adelantado por la vicerrectoría académica de la UFPS, en el cual la revista participó con una conferencia a cargo del historiador, crítico y escritor cinematográfico Iván Gallo Sanabria, de dicho evento concluimos que es necesario la vinculación del estudiante para que dichos procesos tengan eco.
presentación por Wolfang Carvajal:
Cuando comenzamos a
construir este proyecto de revista, lo hicimos
con la intención de abrir un espacio de participación estudiantil en la
universidad, una participación en cierto modo política, pero no como ven la política
aquí los que llegan y aspiran al consejo superior estudiantil, dista mucho. Es
decir, para nosotros la política no es la segunda vía fácil de enriquecerse en
este país. (La primera es el narcotráfico.) Sino como dice la filósofa hannah
arendt: “el actor político, es en resumen
aquel que se atreve a salir de la oscuridad de lo privado para enfrentarse con
sus semejantes y ejercer su creativa libertad en un mundo establecido”.
Hablamos de la
construcción de un proyecto porque significa todo un proceso donde se ha ido
demostrando a la administración de la universidad lo necesario de su existencia
y a los estudiantes brindándoles la seguridad para que se avienten a construir
su propio discurso.
Es así como luego de 5
años aún con dificultad se consolida un proyecto exigiendo a su universidad los
recursos y espacios de participación académica necesarios, es decir, que se
establezca una política al respecto que confluya en unos objetivos comunes como
el que hoy se está presentando: un programa de lectoescritura que pretende
disminuir los índices de deserción universitaria y aumentar los índices de
lectura y escritura en sus estudiantes.
Por tanto nos sentimos
muy complacidos que la revista Inconsciente Colectivo participe en esa construcción
de universidad, y que sea una espacio donde los estudiantes definan la
universidad que desean y se apropien de ella aportando desde su subjetividad,
el estudiante necesita sentirse actor y sujeto de esa construcción, y no
únicamente objeto de transmisión de un conocimiento, aportar desde sus propios
hallazgos y maneras de concebir el mundo; ésta es la base de una universidad plural,
creadora y transformadora que impacte en la sociedad en que está inserta. En resumen esta es una revista que contribuye
en la formación de identidad, y estimula la apropiación por parte de sus
estudiantes, dando como resultado una percepción diferente del concepto de universidad,
es decir aportando en la construcción simbólica de la misma.
El eslogan de la revista
es “múltiples miradas” las múltiples visiones del mundo, las diferentes aristas
de las humanidades, las ciencias sociales, las artes y la cultura, la cultura
que no es otra cosa que la representación simbólica de una sociedad, sus
visiones, deseos, y valores tangibles e intangibles. Por ello en esta ocasión
presentamos a ustedes a Iván Gallo.
Iván gallo, Estudió
historia en la UIS. Ha escrito artículos de cine para las revistas Arcadia y
Kinetoscopio de Colombia, además de las revistas Toma de México y Taenia
Emplumada de Argentina.
Ha escrito artículos para
los periódicos El tiempo, El espectador, Vanguardia Liberal y La opinión.
En el 2008 publicó para
la editorial bonaerense Goo la novela "Ensayos Frankenstein"
Como guionista ha sido
autor del guión del cortometraje El rostro de Alipio, recientemente
seleccionado para el festival de cine del Caribe en Margarita Venezuela.Además
fue seleccionado en el último FDC como finalista en la categoría 1 de
largometraje por el guión “En un lugar
felíz”.
En este momento su guión
“La justa medida” está siendo rodado
en Bogotá por la compañía ocho y medio comunicaciones. Además de esto es
docente universitario.
Uno creería que él solo vino
a hablar de cine, pero a intención de este evento donde tocamos la
lectoescritura, nos presentó en su primera parte de la conferencia su ensayo
titulado a propósito de la frase del pensador francés Carlyle: “la verdadera universidad está en los libros”,
una visión de lo que él considera la lectura y el papel de la universidad en la
formación de este hábito.
En primera instancia se
cuestiona al docente por los métodos de enseñanza de la lectura a los
estudiantes, [“¿Cómo se puede transmitir
una fiebre si no estamos infectados de ella?”]
[“Es
cada vez más raro ver estudiantes que por cuenta propia decidan leer un libro,
un joven que por pura curiosidad se interne en una obra literaria. La
abominable cultura de las fotocopias ha cercenado cualquier posibilidad de
inculcarle al alumno el amor por los libros y por la lectura. Además ¿Cómo
puede inculcar esta pasión alguien que no lee? Es alarmante constatar la
incultura en la que viven sumergidos la mayoría de nuestros docentes. Cada uno
de ellos repasando una y otra vez como en una eterna peonza las clases que
recitan desde hace años, demasiado cansados, demasiado cómodos como para leer o
investigar cosas nuevas. Porque ponerse al día no es hacer el último diplomado,
ponerse al día es no parar de leer, de abrir con nuestras propias manos las
inagotables puertas del conocimiento. Es exasperante escuchar en un salón de
clase al profesor quejarse del poco interés con el que asumen sus alumnos la
materia dictada. Una reforma educativa tiene que partir necesariamente de un
cambio de mentalidad de los educadores.”]
Al igual que el docente,
el estudiante también es víctima del sistema:
[“Toda educación como todo pensamiento es hija de su época, en estos tiempos
atrabiliarios la educación es esclava de un terrible sistema productivo destinado
a formar valores tan cuestionables como competitividad y excelencia. En un
mundo con tan pocas oportunidades de trabajo el alumno se vuelve esclavo de su
nota convirtiéndose de paso en un autómata cuya única función es grabarse la
lección de hoy para olvidarlo mañana.”]
Seguido, se demuestra cómo,
más que un texto teórico la obra literaria posee un valor profético,
visionario, y resume en sus líneas toda la condición humana. [“Para entender la revolución francesa y los
cambios que tuvo dentro de la sociedad no nos sirve iniciarnos leyendo a un
historiador, a una académica como Michelet cuando todos los hombres que
hicieron posible este cambio tan importante en la Historia están metidos dentro
de los Miserables.”] [“Leyendo Guerra y paz y Los miserables podremos estar más
cerca de esos turbulentos años que hicieron estremecer la tierra y cuyos
efectos doscientos años después todavía percibimos.”]
Es que aprender a leer no basta, en necesario
aprender a pensar: [“No se lee para saber
sino para formularse preguntas. Hay que llevar al joven lector a un estado de
asombro que lo impulse a querer leer más. En una época donde se imprimen libros
como nunca antes en la historia resulta paradójico que cada vez se lea menos y
los pocos que todavía pueden tener acceso a la palabra impresa lo hacen solo
para informarse para regodearse con la noticia de hoy que siempre será la
basura de mañana.”]
Para justificar la
hipótesis de su ensayo, menciona al filósofo colombiano Estanislao Zuleta, (quien
fue un autodidacta) atacando a la raíz directa del problema, el sistema
educativo colombiano: [“El filósofo
antioqueño fue un feroz crítico del sistema educativo colombiano. Desertó del
colegio en quinto primaria terminando de formarse él solo, teniendo como
maestros a Freud, Heidegger y el Así hablaba Zaratustra un libro que como El
quijote todo el mundo lleva debajo del brazo pero nadie ha leído y los que lo
han leído lo han hecho mal porque el Zaratustra “Hay que cogerlo casi que
párrafo por párrafo y someterlo a una interpretación” para Zuleta como para
Nietzshe “leer es trabajar” y además leer y escribir van de la mano porque la
buena lectura es un proceso creativo, eres tú el que estas dentro de la obra,
reinterpretándolo todo creándolo en tu mente. Eres los árboles, la mujer de la
cantina, el borracho que no quiere pagar, eres Jean Valjean, Cosette y Javert,
pero también puedes ser Emma y Carlos Bovary y también ser Flaubert o James
Joyce.”]
En su segunda parte nos
habló de su oficio, o como él dice con lo que se gana la vida: la escritura de
guión cinematográfico.
En cuanto a la escritura
del séptimo arte, apunta que [“posiblemente
todas las historias ya están escritas, lo que es inagotable son las variantes
que pueden tener sus personajes.”] [“Es fundamental que el público establezca
un vínculo con su personaje, que se identifique con él, que se apropie de sus
problemas. No importa el género, si existen naves espaciales, máquinas del
tiempo o pequeños seres verdes, si construyes un buen personaje la historia
será creíble. Una persona es su mundo y sus conflictos por lo tanto no deberás
crear arquetipos para una historia en la pantalla. No podrás porque no será
creíble. Nadie es completamente bueno ni
malo, tiene que haber necesariamente un lugar para la ambigüedad.”]
Hay que quitarse los
prejuicios que existen alrededor del cine: [“No
existe nada más rococó que el concepto ese de cine arte. Todo lo que sea
aburrido, lento, mal fotografiado y europeo es cine arte. Esto es un pleonasmo.
El cine es un arte, esto está claro. El concepto surge a mediados de la década
del 20 y lo acuña el crítico y pionero cineclubista Louis Delluc. Casi un siglo
después miles de snobs viven diciendo
que las únicas películas dignas de verse son las que un jorobado presenta a
media noche en un cineclub. Esto es tan
erróneo como creer que existe un alta y una baja cultura.”]
Un guión cinematográfico
difiere de una novela, y su escritura debe ser tanto o más juiciosa que esta: [“Sin embargo no existe nada más diferente
de un guión que una novela. En esta última un error puede ser considerado un
toque vanguardista en el primero una equivocación puede ser fatal. Hay que
desligarse por completo de la literatura a la hora de escribir secuencias. Hay
que ser minucioso y pensar como si en vez de cabeza tuviéramos una cámara.
Después de que hayas escrito esa primera versión sabes que debes botarlo a la
basura y empezar a crear a partir de ese primer camino que marcaste. La segunda
versión no será la definitiva, tampoco las otras quince que vengan. Un guión
nunca se termina de escribir. El cuento ese de los tres amigos que se reúnen al
lado de una piscina entre botellas de vodka y líneas de coca redactando en
menos de una semana un guión es solo eso… un mito.”]
Finalmente apunta: [“No se puede escribir una historia
pensando en el impacto que pueda esta tener. Hay que pensar que son muchos
meses, incluso años en los cuales vas a estar sumergido en esta historia y para
que el interés no decrezca debes amar lo que haces y uno solo ama lo que
conoce.
Escribir
un guión no es para corredores de cien metros sino para maratonistas. La
carrera es bastante larga y exigente, terriblemente exigente. Si no tienes el
hígado para soportar la crítica de tus lectores es mejor abandonar la profesión.”]
Lo anterior demuestra una
premisa fundamental: PARA APRENDER A ESCRIBIR HAY QUE APRENDER A LEER.